Y de pronto me encuentro inmerso en el cambio, aquel que tanto desee y busque, recuperando la pasión por lo que hago, por quienes amo. Ese cambio es el motor de nuestras vidas, inconsciente y conscientemente lo buscamos y al encontrarlo le huimos, pero esta ahí girando a nuestro alrededor, acechándonos movido por nuestros propios deseos, esperando el momento de rodearnos y sumergirnos en el para de golpe dejar de ser cambio, volverse parte del día a día y volver a empezar, una y otra vez.
Todo cambia en nosotros, envejecemos en medio de esta cadena de cambios, pero creo que hay algo que nunca cambia, que no envejece y es nuestra alma. Lo que pasa afuera, la edad, las arrugas, hace parecer y nos convence de que el alma envejece también, pero no es así. Ella muy dentro mantiene su frescura, su juventud eterna y a la menor oportunidad sale para hacerse presente, en una carcajada, en un juego, en una mirada, un beso. Quiere ser joven por siempre y no dejarse engañar por la mentira de la edad, quiere mantenernos con vida y en cambio nosotros nos empeñamos en pensar y creer que cada día que pasa somos menos que el anterior y que el camino inevitable de la edad y de la muerte nos consume de a poco. Quiero con todas mis fuerzas creer que lo que me espera a mi y a todos los que amo solo es un cambio mas y que como todos los cambios que hemos vivido, no es para mal, es para bien, para ser mejor. Espero que mi alma este ahí conmigo para recordármelo y tenga yo la capacidad de dejarme escucharla.
sábado, 6 de octubre de 2007
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1 comentario:
Chale, olvidé lo que iba a poner...ah no, ya me acordé...la probabilidad es que al final sólo quede tu alma así que no te preocupes
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